En una jornada que combinó espectáculo militar, política y movilización ciudadana, seis cazas F-16 provenientes de Dinamarca realizaron un vuelo histórico sobre la capital porteña. El evento marcó un punto de inflexión en la capacidad defensiva aérea del país, tras décadas de dependencia de aeronaves obsoletas.
Poco después de las ocho de la mañana, el rugido de los motores de cuatro biplazas y dos monoplazas sorprendió a los habitantes de Buenos Aires. Volando a apenas 600 metros de altura, la formación atravesó los principales símbolos de la ciudad: la Costanera, la Avenida 9 de Julio, el Obelisco y la Plaza del Congreso. Miles de personas se congregaron espontáneamente en diferentes puntos para presenciar el despliegue aéreo, generando escenas de entusiasmo con banderas, aplausos y celulares en alto registrando el momento.
Mientras la capital vivía esta experiencia visual sin precedentes en décadas, el presidente Javier Milei se trasladaba hacia Córdoba para presidir el acto oficial de recepción de los cazas en la base aérea de Río Cuarto. Lo acompañaban el jefe de Gabinete Manuel Adorni, su hermana Karina Milei en su rol de secretaria General, y los ministros de Defensa Luis Petri, Interior Diego Santilli, Economía Luis Caputo, Desregulación Federico Sturzenegger y Cancillería Pablo Quirno, junto a los máximos jefes de las Fuerzas Armadas.
En la localidad cordobesa, el ambiente reflejaba una expectativa diferente a la sorpresa porteña. Vecinos acostumbrados a la presencia militar, familias con banderas nacionales y veteranos de las instituciones castrenses se reunieron desde temprano en las inmediaciones de la pista de aterrizaje. La atmósfera combinaba curiosidad con una carga emotiva particular, característica de una comunidad vinculada históricamente a la actividad aeromilitar.
Durante su discurso en Las Higueras, Milei enfatizó que esta adquisición representa la restitución del poder supersónico perdido tras años de negligencia. Utilizó expresiones como “ángeles protectores” y “custodios del espacio aéreo” para describir a los nuevos cazas, mientras criticaba duramente a las administraciones peronistas anteriores por haber descuidado las capacidades defensivas del país. El mandatario argumentó que una nación que “se respeta a sí misma” debe contar con Fuerzas Armadas modernas y equipadas adecuadamente.
Los seis F-16 que llegaron forman parte de un contrato total de 24 aeronaves adquiridas al gobierno danés. Estos aviones reemplazan a los legendarios Mirage que participaron en la Guerra de Malvinas, máquinas que ya pertenecen completamente al pasado operativo de la aviación militar argentina. La modernización representa un salto tecnológico significativo en términos de velocidad, armamento y sistemas de navegación.
El evento funcionó simultáneamente como demostración de poder militar, plataforma política para criticar gestiones anteriores y manifestación de orgullo nacional. La jornada evidenció cómo un acontecimiento de índole castrense puede generar repercusiones emocionales en la población civil, transformando un procedimiento técnico en un símbolo de recuperación institucional y soberanía aérea.



