Madre denuncia acoso escolar sistemático en prestigiosa institución privada jujeña
Una progenitora jujeña sacó a la luz el tormento que padeció su hija adolescente durante los doce meses del ciclo educativo en una distinguida escuela privada ubicada en San Salvador de Jujuy, acusando a compañeros de ejercer violencia psicológica persistente.
El caso trascendió cuando la mujer compartió su testimonio en plataformas digitales, generando una onda expansiva que motivó que decenas de familias le escribieran relatando experiencias análogas en el mismo establecimiento educativo.
En comunicación con Radio 2, la madre describió cómo los primeros síntomas aparecieron al iniciar 2025, cuando su hija comenzó a manifestar rechazo hacia la institución mediante frases como “mamá, recógeme de la escuela”, sin proporcionar detalles. Mediante seguimiento psicológico, lograron detectar que un conjunto de estudiantes la intimidaba de forma reiterada. “Mi hija tenía pánico de expresar lo que ocurría”, manifestó.
Luego de presentar documentación médica ante la dirección, autorizaron un cambio de jornada escolar esperando que cesara el maltrato. “Imaginábamos que esto terminaría el problema”, comentó la progenitora, aunque reconoció que solo logró una tregua momentánea. Conforme avanzaron los meses, la violencia se intensificó con insultos, mensajes ofensivos en objetos personales, destrucción de fotografías y exclusión de grupos de comunicación. “Bajó cinco kilos, dejó de alimentarse correctamente y rechazaba asistir a clases”, enumeró con angustia.
La mujer criticó duramente la respuesta institucional, argumentando que “el colegio minimizaba los hechos” y que “los procedimientos establecidos se ejecutaban parcialmente y a discreción”. Cuestionó especialmente por qué la estudiante afectada debía cambiar de horario en lugar de quienes agredían. “¿Tiene sentido que quien sufre sea quien se aleje? ¿Por qué ella terminó haciendo clases online?”
Ante la inacción, recurrieron a la Dependencia de Bullying del Ministerio de Educación provincial, donde “por primera vez nos trataron con dignidad y consideración”. Posteriormente, radicaron una denuncia en dependencias policiales debido a que el acoso nunca se detuvo. La adolescente completó el año académico de forma remota, asistiendo solo a contadas actividades de su promoción. “Ella merecía vivir su último año de secundaria, pero se lo quitaron”, expresó con frustración. Incluso durante la ceremonia de despedida, continuaron las burlas sin intervención de adultos.
La madre enfatizó que visibiliza el caso para prevenir que otros menores experimenten lo mismo: “Hoy mi hija se va, pero hay muchas otras adentro”. Sostuvo que demandan “comprensión genuina, resguardo efectivo y cumplimiento real de los protocolos”, lamentando que “no es aceptable que se dañe sin repercusiones”. Reveló haber recibido más de 150 comunicaciones de apoyo de padres que atravesaron situaciones equiparables en la misma institución. “No somos un caso aislado. Esto ocurre sistemáticamente y no se está respondiendo adecuadamente”, concluyó.